TEA y TGD

NOS ESPECIALIZAMOS EN ATENCIÓN EDUCATIVA DE NIÑOS CON TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA

En el tratamiento del niño con TEA se apunta a facilitar el desarrollo y el aprendizaje de diversas habilidades, promoviendo la comunicación, la socialización y la vinculación.
De este modo se buscará reducir los comportamientos problemáticos o desafiantes, brindando siempre orientación a las familias y docentes, ya que la intervención terapéutico–educativa no termina en el consultorio, sino que se extiende al hogar y la escuela del niño.
El propósito es lograr una mejor calidad de vida para el niño y su familia, que debe ser implicada en el tratamiento, ya que una familia comprometida e informada se convierte en un factor fundamental para los avances del niño con TEA. No es una tarea sencilla pero el esfuerzo vale la pena.

¿De qué hablamos cuando hablamos de AUTISMO?
El autismo es un trastorno del desarrollo que impacta principalmente en 3 áreas: la comunicación, la socialización y la conducta.
Las personas con Trastornos del Espectro Autista presentan cuadros clínicos muy heterogéneos, tanto a nivel de lenguaje (sin habla, palabras sueltas, frases, fluencia verbal) como en el nivel cognitivo (discapacidad intelectual, inteligencia promedio, inteligencia superior). Podemos encontrar además, diferencias en el perfil sensorial, el grado de apoyo que necesitan, como así también en el de inicio de los síntomas (progresivo, regresivo), etc.
Es por esto que habla de un “espectro autista”, el cual puede verse influenciado por distintos factores, como el grado de capacidad intelectual asociada o el acceso a un diagnóstico precoz y a tratamientos interdisciplinarios especializados.
Por lo tanto, es probable que un niño con autismo no tenga los mismos síntomas que otro niño con el mismo diagnóstico y por ello van a parecer muy diferentes.
Por este motivo, los profesionales estamos obligados a observar, decodificar y comprender esas necesidades diferentes que tiene cada persona con condiciones del Espectro Autista y orientar a las familias y docentes para un tratamiento individualizado y especializado.
Será fundamental conocer entonces las capacidades y las características específicas de cada niño, para así poder plantear estrategias terapéuticas y apoyos adecuados para cada persona con TEA.
Los programas de tratamiento integrales y planificados de forma individualizada que enfaticen las fortalezas y ayuden a contrarrestar las debilidades de cada niño, que involucren a padres, y docentes, lograrán mejorar la calidad de vida.

¿Cuáles son las señales que nos podrían alertar sobre un posible autismo?
Por lo general son los padres quienes primero notan comportamientos poco comunes en su hijo u observan dificultades para alcanzar los hitos del desarrollo. Es común escuchar algunos padres explicar que su hijo parecía diferente desde su nacimiento, u otros casos donde comentan que iba desarrollándose normalmente y luego perdía aptitudes. También se da el caso en que inicialmente los pediatras descartan las señales del autismo pensando que el niño podrá alcanzar el nivel deseado y aconsejan a los padres esperar un poco.

Estas son algunas señales de alerta para una detección precoz, que deben seguirse de cerca para ver su evolución:

  • El bebé no devuelve la sonrisa a sus padres a los 6 meses
  • No responde a su nombre a los 10 meses
  • No balbucea ni hace gestos (señalar, decir adiós con la mano) a los 12 meses.
  • No dice palabras sencillas a los 16 meses.
  • No dice frases espontáneas de dos palabras (no ecolálicas, no repetitivas) a los 24 meses.
  • Cualquier pérdida de habilidades o lenguaje, o a nivel social, a cualquier edad.

Es importante destacar que esto no implica un diagnóstico de TEA, se trata de señales de alarma que nos deben mover a pedir una evaluación por parte de un profesional.

Con un diagnóstico temprano, un niño con TEA puede recibir la intervención especializada y la educación que necesita para aprovechar al máximo sus habilidades.